domingo, 26 de diciembre de 2010

UNA FORMA DE SER

¿Qué es la clase media?
En principio, se encuentra en el medio. Pero ¿en medio de qué?
Por mi experiencia, entre la oligarquía y los trabajadores.
Los trabajadores que se levantan para construir y para cultivar, mientras otros se llenan los bolsillos de los dividendos que dan sus productos, sobre todo cuando se exportan.
Qué es la clase media sino aquella que le gusta mostrar una fachada, fijándose primero en qué hace la oligarquía. Por ejemplo: queda bien viajar frecuentemente dentro del país y por supuesto, fuera del mismo. Queda bien, tener una casita de fin de semana, porque da status.
Es una forma de ser.
No saben dónde están parados. A veces, tienen un discurso de defensa de los trabajadores pero si algo beneficia a éstos, inmediatamente se miran para ver si se los ha perjudicado.
Considero que no saben dónde están parados: no pueden alcanzar a la oligarquía y desprecian a los trabajadores, aunque sus padres hayan pertenecido a esta clase.
Sí, es una cuestión de clase.
Son 3 clases: la oligarquía parásita, traidora al crecimiento de nuestro país, aliada con los golpistas, que están mirando permanentemente sus bolsillos para tenerlos siempre llenos.
Los trabajadores que luchan día a día para que alcance el dinero a la familia, alimentar a los hijos, pagar las cuentas mensuales, etc. Y dentro de esta clase, los parados que se ven sometidos a la pérdida de su identidad trabajadora.
La clase media ha tenido mayores oportunidades porque sus padres trabajadores han luchado toda su vida. Pero también, hay algunos y algunas que son hijos e hijas de padres de clase media.
Es una forma de ser.
Es una función intermediaria y administrativa adjudicada históricamente, allá en el siglo XIX, por el proyecto neocolonial inglés. ¿O no nos acordamos de la devastadora compañía que se apoderó y destruyó los bosques de quebracho, entre otros, en el Chaco y Santiago del Estero?
Es una forma de ser, de estar en el medio y no tener identidad propia.
Es una clase que se tienta fácilmente con el dinero, despreciando al que produce.
Pero es importante DIFERENCIAR.
Existen sectores de esa misma clase que no se corrompen, ni son cipayos y comparten la identidad trabajadora y argentina..
Es decir, que hay ciudadanos y ciudadanas que han tenidos mayores oportunidades, que pertenecen a una familia de trabajadores, que no reniegan de estos orígenes y que desean que sus compatriotas estén en mejor situación.
Hay que diferenciar: los que trabajan por el país y no quieren privilegios.
Hay que diferenciar: los que traicionan y hacen pactos con los que quieren que el país sea una colonia.
Hay compatriotas muy lúcidos que apuestan a un país mejor. Que no reniegan de sus orígenes de familia trabajadora. Éstos son los que se comprometen, los que no viven de la fachada. Sí, pueden tener contradicciones, como cualquiera. 
Son los que respetan y consideran que existen diferencias en un país. Pero las diferencias son de lugares para construir cotidianamente. Si no existe la gente que cultiva y cosecha el campo ¿de qué vivimos? Si no existen los obreros de las fábricas ¿cómo conseguimos los productos? Si no existen los que controlan honestamente la economía bien entendida, cómo evitamos a los ladrones de guante blanco. Y así un largo etcétera de lugares en la producción de un país.
Hay que diferenciar: quienes apoyan un proyecto nacional, independiente que haga respetar y respete la libre decisión de los pueblos.
Estas frases son simples pinceladas… Te invito a que compartas otras.
Gracias.
Malena

domingo, 21 de noviembre de 2010

CONSTRUYENDO CADA DÍA

Este blog se construye cada día, con tu lectura, tus sugerencias, tus reflexiones, mis aportes... Es un espacio lleno de recuerdos que hacen esta identidad argentina.
Son mis pinceladas. Pinceladas... como aquella revista del cole donde estudié.
Cada día será una sorpresa para mí y también para vos.
ES LA CONSTRUCCIÓN QUE NO CESA.
Es como la piedra por su solidez y delicada como esta flor: el jazmín. Imaginate su aroma. Entonces, no serán sólo palabras sino un espacio de recuerdos perfumados, entregados con respeto y cariño por lo vivido y por quienes viven en esta tierra en la que nací.
Malena.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Cuando digo la identidad es argentina, estoy adjetivando una identidad, la mía, la tuya, la de mi compatriota.
Estoy diciendo que pertenezco a un país, a una cultura. A una forma de ser social, con unos hábitos y costumbres compartidos.

En forma similar, cada ciudadano o ciudadana de este mundo puede decir lo mismo refiriéndose a su lugar de origen.

Pero mucho más digo, cuando digo mi identidad es argentina.
Digo que pertenezco a una familia, que trabajo de…, que juego con …, que voy a tal escuela o que no puedo ir a la escuela; que vivo en tal barrio y un largo etcétera.

Y entonces, se ponen en evidencia las diferencias. Sí, las diferencias. Que vos perteneces a tal clase, a la clase obrera. En este caso, una clase a la que le quitaron el adjetivo cuando vaciaron las fábricas en mi país. Le quitaron su fuente de trabajo. Entonces, su identidad cambió. Y sus hijos también debieron cambiar: a la fuerza. Sus hábitos y costumbres cambiaron: a la fuerza.

Pero ¿por qué? ¿Por obra de algún mago? No. No fue un mago. Fue un grupo que parecía tener identidad argentina, pero estaban disfrazados y transformaron el país en un carnaval. Nunca mejor dicho: un carnaval con disfraces de salvadores patriotas.

No es necesario dar nombres. Huelgan las palabras, mejor dicho, sus nombres.

Pero el carnaval no era eso; era una fiesta popular, donde todas las generaciones disfrutaban allá, por el mes de febrero.

Estos “salvadores patriotas disfrazados” se pusieron una careta que les regalaron los de afuera, a los que durante generaciones estuvieron mirando sometidos. Y colaboraron para que estos de afuera, como aves de rapiña no sólo dilapidaran las riquezas de nuestro suelo sino que transformaran nuestros hábitos y costumbres.

Pero eso no es todo: las clases existen y no es lo mismo vivir en un barrio que en otro, porque esta situación está marcada por el poder adquisitivo. ¡Y qué decir de personas forzadas a vivir en zonas marginales!

Hay quienes intentan tapar el sol con la mano, pero es imposible, la luminosidad solar es muy poderosa. Es como la identidad de un país. Los múltiples rayos se dirigen a todos los rincones de cada ciudad, de cada provincia, de todo el país y trascienden las fronteras con los que están fuera del territorio. Sí, los que han emigrado.

Pero a los emigrantes también les acompaña la identidad.
Y cuando se mira atrás, cuando se mira al país que te vio nacer, son diferentes los comentarios, algunos casi te dan pena repetirlos.
Se es con el presente, pero porque hay un pasado. El futuro es a construir. En cualquier parte que estés, has vivido experiencias que se han enraizado. Algunas son penas, otras alegrías. Pero forman parte de tu vida.

La identidad también es tu país de origen. Ese que te vio nacer, donde diste tus primeros pasos, donde jugaste con tus amigos y amigas, donde te enamoraste, donde estudiaste, donde trabajaste, donde hubo un grupo de “salvadores compatriotas que te engañaron”. Pero no por eso, tu identidad deja de ser argentina (o de otro país, si es el caso). Es tu lugar de referencia. Son tus orígenes.
Malena