domingo, 21 de noviembre de 2010

CONSTRUYENDO CADA DÍA

Este blog se construye cada día, con tu lectura, tus sugerencias, tus reflexiones, mis aportes... Es un espacio lleno de recuerdos que hacen esta identidad argentina.
Son mis pinceladas. Pinceladas... como aquella revista del cole donde estudié.
Cada día será una sorpresa para mí y también para vos.
ES LA CONSTRUCCIÓN QUE NO CESA.
Es como la piedra por su solidez y delicada como esta flor: el jazmín. Imaginate su aroma. Entonces, no serán sólo palabras sino un espacio de recuerdos perfumados, entregados con respeto y cariño por lo vivido y por quienes viven en esta tierra en la que nací.
Malena.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Cuando digo la identidad es argentina, estoy adjetivando una identidad, la mía, la tuya, la de mi compatriota.
Estoy diciendo que pertenezco a un país, a una cultura. A una forma de ser social, con unos hábitos y costumbres compartidos.

En forma similar, cada ciudadano o ciudadana de este mundo puede decir lo mismo refiriéndose a su lugar de origen.

Pero mucho más digo, cuando digo mi identidad es argentina.
Digo que pertenezco a una familia, que trabajo de…, que juego con …, que voy a tal escuela o que no puedo ir a la escuela; que vivo en tal barrio y un largo etcétera.

Y entonces, se ponen en evidencia las diferencias. Sí, las diferencias. Que vos perteneces a tal clase, a la clase obrera. En este caso, una clase a la que le quitaron el adjetivo cuando vaciaron las fábricas en mi país. Le quitaron su fuente de trabajo. Entonces, su identidad cambió. Y sus hijos también debieron cambiar: a la fuerza. Sus hábitos y costumbres cambiaron: a la fuerza.

Pero ¿por qué? ¿Por obra de algún mago? No. No fue un mago. Fue un grupo que parecía tener identidad argentina, pero estaban disfrazados y transformaron el país en un carnaval. Nunca mejor dicho: un carnaval con disfraces de salvadores patriotas.

No es necesario dar nombres. Huelgan las palabras, mejor dicho, sus nombres.

Pero el carnaval no era eso; era una fiesta popular, donde todas las generaciones disfrutaban allá, por el mes de febrero.

Estos “salvadores patriotas disfrazados” se pusieron una careta que les regalaron los de afuera, a los que durante generaciones estuvieron mirando sometidos. Y colaboraron para que estos de afuera, como aves de rapiña no sólo dilapidaran las riquezas de nuestro suelo sino que transformaran nuestros hábitos y costumbres.

Pero eso no es todo: las clases existen y no es lo mismo vivir en un barrio que en otro, porque esta situación está marcada por el poder adquisitivo. ¡Y qué decir de personas forzadas a vivir en zonas marginales!

Hay quienes intentan tapar el sol con la mano, pero es imposible, la luminosidad solar es muy poderosa. Es como la identidad de un país. Los múltiples rayos se dirigen a todos los rincones de cada ciudad, de cada provincia, de todo el país y trascienden las fronteras con los que están fuera del territorio. Sí, los que han emigrado.

Pero a los emigrantes también les acompaña la identidad.
Y cuando se mira atrás, cuando se mira al país que te vio nacer, son diferentes los comentarios, algunos casi te dan pena repetirlos.
Se es con el presente, pero porque hay un pasado. El futuro es a construir. En cualquier parte que estés, has vivido experiencias que se han enraizado. Algunas son penas, otras alegrías. Pero forman parte de tu vida.

La identidad también es tu país de origen. Ese que te vio nacer, donde diste tus primeros pasos, donde jugaste con tus amigos y amigas, donde te enamoraste, donde estudiaste, donde trabajaste, donde hubo un grupo de “salvadores compatriotas que te engañaron”. Pero no por eso, tu identidad deja de ser argentina (o de otro país, si es el caso). Es tu lugar de referencia. Son tus orígenes.
Malena